Cuando
vamos a hacer la compra, cada vez parece que nos lo ponen más difícil debido a
la gran cantidad de variedad que existe hasta en el más insignificante
alimento.
Si
queremos mantener unos correctos hábitos de alimentación, debemos poner
especial atención al momento de adquirir lo que formará parte de nuestra dieta.
La
primera regla fundamental es ir a la compra con una lista y ceñirnos a ella. De
lo contrario, corremos el riesgo de llegar al supermercado y ponernos a
recorrer los pasillos echando en el carrito alimentos poco o nada
recomendables.
Todos
sabéis que la colocación de los productos en estos establecimientos está
pensada para que “piquemos” en algún producto o promoción que esté destacada de
un modo especial o colocada de manera estratégica. Para reducir o eliminar esta
posibilidad, es importante conocer el supermercado y hacer el recorrido más
corto que nos permita coger todos los elementos de nuestra lista y evitar así
las distracciones.
Por
norma general, a la hora de elegir entre diferentes productos, lo mejor es
decidirnos por los más naturales y sencillos ya que, aunque pueden parecer
menos atractivos, son mejores para nuestro organismo.
Sobre
todo debemos ser críticos con cada cosa que compremos sin dejarnos influenciar
por detalles como, por ejemplo, la marca.
Y una
regla de oro es que NUNCA debemos ir a hacer la compra con el estómago vacío
porque nuestro subconsciente nos jugará una mala pasada haciendo que nos
decantemos por los alimentos más calóricos e, incluso, por muchos que en
realidad no necesitamos.