Se
trata de un derivado de la soja considerado como un complemento alimenticio por
sus propiedades nutricionales. Este compuesto constituye la fosfatidilcolina,
un complejo de fosfolípidos.
La
lecitina de soja contiene vitamina E, la cual, además de actuar como
antioxidante, mejora la memoria y la concentración. En el caso de los
deportistas, se ha visto que las concentraciones de la colina descienden
durante la actividad, algo que puede estar relacionado con la fatiga y motivo
por el cual suelen usar la lecitina de soja para potenciar su rendimiento
físico.
Este
compuesto contiene además grasas buenas, colina, vitaminas del grupo B,
inositol y fósforo. Todos estos componentes ayudan a reducir los triglicéridos
y el colesterol, lo que disminuye el riesgo cardiovascular y de hígado graso.
Debemos
destacar también que muchos complementos “quemagrasas” incluyen lecitina de
soja, aunque no se ha podido comprobar su utilidad en este sentido.
Así,
podemos decir que la lecitina de soja está formada principalmente por lípidos,
motivo por el que aporta un elevado número de calorías, aunque también es
cierto que las cantidades que necesitamos son pequeñas. Antes de consumirla,
debemos de tener en cuenta que no es imprescindible en nuestra dieta diaria y
nuestro organismo es capaz de sintetizarla.
Podemos
comprarla granulada en diferentes establecimientos y, al no oxidarse, dura
mucho tiempo en buen estado.
Si la
consumes o tienes pensado hacerlo, uno de los beneficios que te aportará es
facilitar las digestiones. Una buena forma de incluirla en la dieta es tomar 1
o 2 cucharadas antes de comer mezclándola con leche, yogur o sola.
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