Todos
sabemos que nuestras emociones están conectadas de alguna manera con nuestro
aparato digestivo. Podemos considerar que, además de nuestro cerebro, el
intestino actúa como un “segundo cerebro” por el gran número de neurotransmisores
y hormonas que fabrica, y por la cantidad de nervios que contiene.
Situaciones
como hinchazón abdominal, dolor de estómago o estreñimiento van a provocar que
nuestro estado de ánimo empeore apareciendo cansancio, irritabilidad, fatiga…
Por
todo ello, debemos ser conscientes de que podemos mejorar ese estado anímico
con ayuda de los alimentos, asegurando un buen aporte y asimilación de
nutrientes que se lleve a cabo mediante una correcta digestión.
Algunos
ejemplos son los siguientes:
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Agua: debemos tener cuidado ya que es un “arma de doble filo”. Tomada
en cantidades adecuadas facilita la digestión y nos hidrata, pero en exceso
puede provocar distensión abdominal (hinchazón)
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Grasas: una elevada ingesta de grasas, al igual que los cítricos,
demasiada fibra o el picante, pueden irritar el intestino
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Fibra soluble: la encontramos en avena, verduras, frutas y legumbres,
y nos ayuda a mejorar las digestiones y el tránsito intestinal para sentirnos
bien
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Carne: la más recomendable, por tener una digestión más fácil, es la
carne blanca (pollo, pavo)
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Alimentos con probióticos, como el yogur: cuidan nuestra flora
intestinal, lo que mejora nuestras digestiones
Pero no
podemos olvidarnos de que debemos acompañar una alimentación sana con la
práctica de ejercicio físico, a través del cual, además, estaremos generando
endorfinas u “hormonas de la felicidad”.
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