Si hay
un plan que caracteriza los meses de verano, es ir a la playa. Nadar, pasear,
jugar en la orilla, tomar el sol… La elevada exposición al sol que estas
actividades suponen va a contribuir a que nos deshidratemos más fácilmente, por
lo que es importante consumir alimentos ricos en agua y beber en cantidades
adecuadas.
La
mejor bebida que podemos tomar para calmar nuestra sed es el agua, y en cuanto
a los alimentos, la fruta es la mejor opción, destacando en estos meses las
siguientes, todas ellas con un elevado contenido en agua (más de un 80%) y un
bajo aporte calórico (25-50 kcal por cada 100 gramos):
-
Melón: nos va a aportar principalmente vitamina C (100 gramos de esta
fruta cubren la mitad de la dosis diaria recomendada) y ácido fólico. Su aporte
calórico es muy bajo ya que contiene un 90-95% de agua
-
Ciruela: existen más de 200 variedades de esta fruta, siendo las más
conocidas las rojas (sabor dulce y con mucho jugo), las verdes y negras
(llamadas claudias, muy dulces, jugosas y firmes) y las amarillas (mucho jugo y
sabor ácido). Las rojas contienen antocianinas, sustancias antioxidantes. Las
ciruelas en general, además de ayudarnos a hidratarnos, nos aportan gran
cantidad de fibra
-
Sandía: aporta sólo unas 27 kcal por cada 100 gramos debido a su
elevadísimo contenido en agua (95%) y escasez de macronutrientes, siendo en su
mayoría carbohidratos. Contiene muchas vitaminas y minerales y destaca su
contenido en licopeno, carotenoide que ayuda a reducir el riesgo de
enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, como el de próstata
-
Melocotón: también nos aporta mucha agua y pocas calorías. Es una
fruta de sabor dulce, rico aroma y piel suave, con pulpa amarillenta. Su color
indica su contenido en carotenoides, sustancias con actividad antioxidante y
provitamina A. Entre sus vitaminas destaca la C y contiene además cantidades
significativas de fibra.
Lo que
sí debemos tener en cuenta a la hora de llevar una fruta a la playa es la
manera en que la vamos a conservar y manipular. Lo recomendable es mantenerla
en una nevera con placas de agua congelada para mantenerla fría y llevarla en
forma de brochetas, gazpacho, macedonias…
Y para
tener agua fresca durante tu día de playa, no olvides llevar la botella
congelada. De esa forma se descongelará progresivamente y siempre tendrás agua fresquita.
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