Ya
hemos comentado en alguna ocasión que las especias son un buen aliado en la
cocina ya que dan sabor a nuestros platos sin añadir calorías y evitando un uso
excesivo de sal. Además de esto, pueden ofrecernos diversos beneficios adicionales
en nuestro organismo, por lo que deben ser un valor fijo a la hora de cocinar.
Hoy
vamos a centrarnos en una especia en concreto: la pimienta de cayena.
La
pimienta se ha venido utilizando en la cocina tradicional ya desde hace siglos
para aportar a la comida su toque picante, algo que no es del agrado de todo el
mundo. Se suele comercializar en polvo o en granos que se muelen para
convertirlos en polvo, que es la forma más habitual de añadirla a los
alimentos.
Se
trata de una especia con diversas propiedades medicinales:
-
mejora el sistema circulatorio: ayuda en el control de los niveles
sanguíneos de triglicéridos y colesterol, por lo que beneficia la circulación
sanguínea y ayuda a mantener en buen estado venas y arterias. Por ello es
recomendable para personas con mala circulación o hipertensión
-
beneficia al aparato respiratorio: su poder antibacteriano protege a
los pulmones frente a las bacterias y al actuar como mucolítico elimina y
favorece la desaparición de los excesos de mucosidad (especialmente interesante
cuando tenemos catarro)
Pero
los beneficios de la pimienta no se acaban ahí:
-
su contenido en flavonoides y vitamina C hace que posea un elevado
poder antioxidante que ayudará a proteger nuestras células del daño y las
agresiones externas. Por ello puede influir en cierta manera en la prevención
frente a diversos tipos de cáncer
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la capsaicina, que es la sustancia que le confiere el sabor picante,
puede llegar a provocar dolor en cantidades elevadas. Motivo por el cual el
cerebro, para prevenirlo, segrega endorfinas que nos ayudan frente a esa
sensación. Por eso la pimienta se usa para combatir el dolor
No lo
pienses más y, si todavía no lo haces, añade la pimienta de cayena a tus especias
habituales. Tienes mucho que ganar.