La pica
es un trastorno alimentario que consiste en comer cosas incomestibles como
papel, cenizas o tierra, y que es más habitual en las embarazadas que en
cualquier otro grupo de población.
La
realidad es que este problema suele aparecer con mayor frecuencia en mujeres
embarazadas, pero un estudio científico ha llegado a unos resultados que
indican que la zona donde vive la persona tiene mucho que ver a la hora de
desarrollar dicho trastorno, que va a ser menos común en poblaciones
“privilegiadas”.
En
lugares como algunos países de África, no es nada raro que las embarazadas
consuman tierra, arcilla o fangos (variante de la pica conocida como geofagia)
en la creencia de que es beneficioso a la hora de combatir la diarrea o las
náuseas. Pero lo cierto es que la hipótesis más extendida es aquella que
explica la pica como consecuencia del déficit de vitaminas, hierro o zinc en el
organismo.
De esta
forma, el cuerpo nota que tiene carencia de determinados oligoelementos y
“provoca” que la persona desarrolle geofagia para poder paliar esos déficits de
nutrientes. Pero en diversos estudios científicos se ha comprobado que los
minerales presentes en la tierra, por muy rica que sea ésta en los mismos, no
serán asimilados por el cuerpo.
Otra
hipótesis indica que el problema es la falta del neurotransmisor serotonina o
triptófano, su aminoácido precursor. Esta falta en un primer momento puede ser
la que nos induce a tomar alimentos que calmen la ansiedad, como chocolate,
pero llevado al extremo puede provocar que comamos incluso colillas. Hay que
recalcar que en todos los casos se trata de impulsos involuntarios y que en
ningún momento la persona es consciente ni puede regular los niveles de
serotonina que presenta su organismo. Cabe destacar también que situaciones
como estrés elevado o un trastorno emocional pueden unirse al déficit de
serotonina ayudando a que se desencadene la pica.
Como
dato curioso indicar que la pica toma su nombre de urraca, que en latín se dice
Pica pica. Dicha ave come cosas muy diversas,
por lo que parece un nombre muy adecuado para un trastorno que provoca que las
personas que lo padecen coman cabello, hielo, fósforos quemados, tierra,
cenizas, escarcha del frigorífico o polvo.
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