La
chapata es una variedad del tradicional pan romano, por lo que su origen se
encuentra en Italia, donde se la conoce como giabata. Se trata de una variedad de pan que ha traspasado
fronteras y a día de hoy es cada vez más consumida en Europa por su sabor y
cualidades.
Se
trata de una barra de pan más ancha y aplanada que el pan convencional. Su
corteza es gruesa y muy crujiente, característica que lo diferencia de otras
variedades de pan; y su sabor es inconfundible. El éxito de ese sabor peculiar
se encuentra en los ingredientes usados para su elaboración y en que la
fermentación de la masa se realiza de manera lenta. Como resultado, se obtiene
una miga suelta, fresca y muy jugosa, con un sabor intenso y un color
ligeramente oscuro.
El pan
de chapata se elabora con levadura madre, natural y de fermentación lenta, que
se obtiene a partir de una mezcla de agua y harina. Actualmente, con el uso de
las variedades químicas de fermento, este tipo de levadura utilizado desde la
antigüedad ha sido desplazada en gran medida. Por ello, en otras variedades de
pan donde se usa el fermento químico, debido a que la fermentación es más
rápida, no se transforman de forma correcta las sustancias de la harina, por lo
que dará como resultado pan que se conservará durante menos tiempo y no tendrá
un sabor tan intenso.
Las
cualidades nutricionales de la chapata son muy parecidas a las del pan
tradicional, aunque debemos destacar que debido a que sus rebanadas son más
gruesas que las del pan tradicional, a que tiene mayor masa y a que su miga es
más consistente, llena más. Al tener una corteza gruesa, hace que tengamos que
masticar más, lo que va a mejorar su digestión.
Pero a
la hora de la verdad, y dejando a parte las ventajas nutritivas, la principal
ventaja del pan de chapata es su mejor conservación, su mayor saciedad, su
mejor digestión y un sabor más intenso.
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