Hoy
vamos a hablar de las pérdidas de vitaminas que sufren los alimentos durante su
conservación y cocinado. Debemos de tener en cuenta que la cantidad de
vitaminas que contiene un alimento crudo puede disminuir hasta casi desaparecer
si estamos refiriéndonos a la vitamina C, o reducirse en un 80% en caso de la
vitamina B1 o en un 40% si hablamos de la vitamina A.
Desde
que un alimento es recolectado, las diferentes condiciones de transporte,
almacenado, distribución, conservación y cocinado, entre otros muchos factores,
van a provocar la pérdida de vitaminas. Esto se debe a que este tipo de
nutrientes son extremadamente sensibles y tienen la desventaja de que, al
contrario que los minerales, que pasan al agua de cocción y pueden recuperarse
si se aprovecha la misma, se pierden de manera irreversible.
Todos
sabemos que nuestro organismo necesita vitaminas de manera diaria para poder
funcionar de manera correcta. EL problema es que en el caso de este nutriente,
se da una extrema sensibilidad a factores como la temperatura, la acidez, el
oxígeno o la luz. No podemos olvidarnos tampoco de los elementos conocidos como
antinutrientes, que son sustancias contenidas en los alimentos que van a
obstaculizar el aprovechamiento de los minerales y vitaminas.
Si
hablamos de pérdida de vitaminas durante el cocinado, uno de los alimentos que
más sufre este problema son los vegetales. A la hora de prepararlos, debemos
tener en cuenta algunos puntos:
-
las hojas externas de color más verde en endibias, escarolas y
lechugas van a contener mayor cantidad de carotenoides, hierro y calcio que las
interiores, de color más pálido
-
al trocear, debemos tratar de realizar cortes grandes y uniformes para
preservar la mayor cantidad de nutrientes
-
durante el cocinado, pueden darse pérdidas de nutrientes por 3
motivos:
o se liberan nutrientes del
alimento hacia el exterior: vitaminas hidrosolubles y minerales que pasan al
agua de remojo o de cocción)
o se destruyen los nutrientes
(como las vitaminas A y C al exponerse al oxígeno y al calor intenso y
continuo)
o se absorben nutrientes desde el
exterior (durante la fritura, los alimentos absorben nutrientes del propio
aceite)
Las
vitaminas más inestables en la cocina son las hidrosolubles (vitamina C,
vitamina B1 o tiaminas, vitamina B2 o riboflavina, y
vitamina B9 o folatos) y la vitamina A (liposoluble). Por ello, se
recomienda comer todos los días fruta fresca lavada y sin pelar y vegetales
crudos para poder aportar al cuerpo las cantidades necesarias de vitaminas.
Pero no
tenemos por qué resignarnos a perder vitaminas, ya que estas pérdidas pueden
minimizarse. Esto lo conseguiremos con un almacenaje en condiciones correctas
(en un lugar sin humedad, fresco y sin luz solar directa), consumiendo los
alimentos lo antes posible desde su recolección, limpiando bien los vegetales y
troceándolos justo antes de cocinarlos o servirlos, utilizando la cantidad
justa de agua a la hora de cocer los vegetales…
Así que
ya lo sabes, teniendo un poco de cuidado en la cocina, podrás aprovechar las
vitaminas que los alimentos te pueden ofrecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario