Ya
sabemos que nuestro cuerpo necesita que le aportemos nutrientes mediante la
alimentación y, entre estos nutrientes se encuentran los minerales.
Estas
sustancias se clasifican en función de la cantidad de los mismos que requiere
nuestro organismo, lo que no quiere decir que los que se precisan en menor
cantidad sean menos importantes. Esta clasificación diferencia dos tipos:
-
Macrominerales: son aquellos que necesitamos en cantidades mayores,
del orden de unos 100 mg diarios. Son 7 minerales: calcio (Ca), fósforo (P),
magnesio (Mg), sodio (Na), potasio (K), azufre (S) y cloro (Cl).
-
Microminerales: también conocidos como oligoelementos. Son aquellos
necesarios en menor cantidad, habitualmente menos de 100 mg diarios. Son 14 en
total: hierro (Fe), Zinc (Zn), yodo (I), cobre (Cu), flúor (F), manganeso (Mn),
selenio (Se), molibdeno (Mb), níquel (Ni), cobalto (Co), boro (B), cromo (Cr),
silicio (Si) y vanadio (V).
A
continuación, en esta entrada y otras sucesivas hablaremos un poco sobre cada
uno de ellos.
CALCIO
(Ca): los requerimientos diarios de este mineral son de 1000-1500 mg para las
mujeres adultas y 800 mg para los varones. Se trata del mineral más abundante
en el cuerpo. El 99% del calcio que tenemos en el organismo se encuentra en los
huesos y dientes, mientras que el 1% restante se reparte entre la sangre y las
células. Por todos es sabido que se trata de un mineral fundamental para los
dientes y los huesos, pero tiene otras funciones en el cuerpo como transportar
sustancias a través de las membranas celulares o ayudar en determinados
procesos donde se ven involucrados el corazón, el sistema nervioso o la
coagulación sanguínea, entre muchos otros. El calcio se absorbe a nivel del
duodeno y de toda la cantidad ingerida sólo un 20-30% es absorbido, por ello es
muy importante proporcionar al cuerpo un aporte adecuado de alimentos ricos en
calcio. Debemos tener en cuenta que determinados alimentos dificultan en
incluso llegan a impedir la absorción del calcio, como la acelga, el ruibarbo,
la espinaca, la remolacha fresca y la cáscara de los granos de los cereales
(por su contenido en ácido fítico). Algunos medicamentos y la fibra alimentaria
también tienen este efecto. La fuente alimentaria más importante de este mineral
son los lácteos (queso, leche, yogur), que aportan, aproximadamente, 200-350 mg
de calcio cada 100 gramos.
FÓSFORO:
sus requerimientos diarios son de 1500 mg para varones y 1000 mg para mujeres.
Después del calcio, es el mineral más abundante en el cuerpo humano, donde casi
el 80% se encuentra en los huesos y dientes, localizándose el resto en las
células y líquidos extracelulares. Sus funciones en el organismo son muchas,
como formar parte del ADN y ARN (material genético), dar lugar a la “moneda energética” del
organismo (ATP) o ayudar en le transporte a través de las membranas celulares.
Su absorción se lleva a cabo en el intestino, pero para su solubilidad es
esencial que exista acidez a nivel del duodeno. Su eliminación es por vía
renal. El 60% del fósforo procede de la carne, leche, pollo, huevos y pescado;
el 20% de los cereales y legumbres; el 10% de frutas y zumos; y el 10% restante
de té, café y refrescos. Podemos decir que las principales fuentes de fósforo
son aquellos alimentos ricos en proteínas.
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