Seguro
que alguna vez has escuchado, o incluso experimentado, eso de que “la playa da
hambre”, verdad? Y es que ir a la playa es sinónimo de calor, movimiento, sol y
baño; lo que va a provocar que aumente el consumo de líquidos por parte de
nuestro organismo y la transpiración corporal, al mismo tiempo que disminuye la
energía que tenemos disponible.
Por
ello, es muy importante una correcta alimentación en la playa, aunque eso
signifique tener que llevar más bultos que la nevera con las bebidas. Debemos
tener cuidado de no comer demasiado ni tomar alimentos que resulten pesados ya
que podemos llegar a sentirnos mal por bajadas de tensión derivadas de mezclar
calor con una digestión pesada.
Lo
primero y más importante es llevar siempre agua, ya que se trata de la mejor
manera de evitar la deshidratación y reponer líquidos. Debemos evitar las
bebidas azucaradas que lo único que van a hacer es darnos más sed.
Pero al
sudar perdemos también minerales, por lo que si llevamos alguna fruta como
tentempié, podremos reponer los minerales perdidos al mismo tiempo que
aportamos al cuerpo nuevas vitaminas. Entre las mejores frutas para llevar a la
playa se encuentra la sandía y el melón, frutas veraniegas por excelencia, que
nos van a aportar muchos líquidos, vitaminas y minerales en muy pocas calorías.
Y por
último, cuando pensamos en un día de playa, a pesar de que tratamos de que sea
un día de descanso, lo cierto es que acabamos consumiendo mucha energía, por lo
que debemos reponerla. Y para ello, nada mejor que unos frutos secos, que son
energía concentrada en pequeños bocados, a la que se añaden antioxidantes y
vitaminas.
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