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miércoles, 20 de marzo de 2013

GRASAS HIDROGENADAS


Seguro que muchas veces te has fijado en que este tipo de grasas están entre los ingredientes de muchos alimentos que compramos, verdad? Aunque últimamente se resalta más en el etiquetado la ausencia de las mismas.

Las grasas hidrogenadas o grasas trans se utilizan en la elaboración de productos precocinados (canelones, empanadillas, pizzas, croquetas…), galletas, productos de bollería, aperitivos salados (patatas fritas, palomitas…). Por ello debemos ser conscientes de lo que son y lo que suponen en nuestro organismo.

Seguro que las grasas animales saturadas de suenan, verdad? Son las que coloquialmente llamamos “grasas malas” y que contribuyen a un aumento del colesterol. Pues bien, las grasas hidrogenadas son grasas de origen vegetal que en nuestro cuerpo se comportan como las grasas saturadas.
 
Una explicación simple a lo que es una grasa saturada es decir que son aquellas que debido a su composición a nivel físico y químico se encuentran en estado sólido. Esto ocurre con las grasas animales como el tocino, el sebo o la mantequilla. En cambio, las grasas vegetales, como los aceites, son ricos en ácidos grasos insaturados, por lo que su estado natural es líquido.
SI se modifican estos aceites vegetales añadiéndoles moléculas de hidrógeno en su composición (hidrogenación), su estado físico cambiará y se harán sólidos. Este es el proceso de obtención de grasas hidrogenadas.

El motivo por el que se utilizan este tipo de grasas en los productos es doble: su duración (los alimentos que las contienen pueden aguantar más tiempo sin estropearse) y su bajo coste.

Aunque en un principio nos puede parecer que las grasas hidrogenadas son una buena alternativa a las grasas saturadas por su origen vegetal, la manipulación a la que son sometidas provoca que su comportamiento en nuestro organismo sea como el de una grasa saturada, dando lugar a una elevación del colesterol sanguíneo. Este comportamiento ha sido comprobado científicamente, viéndose que el consumo excesivo de grasas hidrogenadas parcial o totalmente contribuye a un aumento significativo de las concentraciones de colesterol y triglicéridos en sangre, lo que va a derivar en enfermedades como hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia y arteriosclerosis.

Por lo tanto, la recomendación es revisar bien las etiquetas y evitar o limitar aquellos alimentos que contienen grasas hidrogenadas en su composición y elegir aquellos que contengan menor cantidad de las mismas en caso de que sea inevitable comprar alimentos que las contengan. Deben tener especial cuidado aquellas personas que sufran cualquier tipo de enfermedad cardiovascular o que ya presenten niveles elevados de triglicéridos o colesterol en sangre, en cuyo caso deben eliminar este tipo de alimentos de su dieta.

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