Ya han
pasado dos de los días “principales” de las fiestas navideñas y seguro que en
muchos casos los remordimientos ya empiezan a aparecer por haberse pasado con
las comidas navideñas…
Lo
cierto es que en esta época del año existe una mayor facilidad para engordar, y
no sólo por comer más, sino también porque nos movemos mucho menos y esto hace
que gastemos menos calorías que el resto del año.
Las
comidas de Navidad siempre tienen más calorías que las que consumimos el resto
del año y además vienen acompañadas de licores, dulces y otras chucherías.
Además de esto, solemos hacer más comidas diarias, ya que comenzamos con le
desayuno, aperitivo, comida, café con postre, merienda, cena y alguna cosilla
que tomamos tras la cena.
Debido
a las compras, celebraciones y preparativos también es habitual dejar un poco
de lado el ejercicio, ya que ir al gimnasio o salir a practicar deporte queda
en segundo plano ante la perspectiva de disfrutar de un tiempo con nuestros
familiares y amigos.
Otro
factor que influye en la ganancia de peso es que, al estar de vacaciones,
dormimos más, siendo esta actividad la que menos calorías gasta, calorías que
de este modo se acumulan en nuestro cuerpo.
Lo
ideal es moderar la ingestión de alimentos muy calóricos durante estas fechas
para evitar coger mucho peso. Hay personas que optan por aprovechar para comer
todo lo que quieran y hacer los días posteriores dietas muy estrictas o incluso
ayunar, pero no es recomendable. Podemos disfrutar de los dulces navideños y de
las comidas con la familia, pero siendo conscientes de que los kilos que
cojamos debemos “soltarlos” después.
De
todas formas, ya sabéis que siempre hay que darse un caprichito y si
compensamos los excesos de la cena de Nochebuena o la comida de Navidad con el
resto de comidas del día, esos caprichitos también podemos permitírnoslos en
Navidades.
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