Durante
el verano nos resulta muy fácil ingerir líquidos debido al calor y a la mayor
actividad que desarrollamos; pero cuando llega el invierno, sudamos menos, hace
frío y no nos apetece tanto beber.
A estas
alturas todos sabemos que el agua es fundamental para nuestro cuerpo, que está
formado en su mayoría por este líquido. Por ello, aunque estemos en invierno,
no debemos olvidar beber al menos 2 litros de agua al día para que nuestro
organismo se mantenga hidratado y en buenas condiciones. Una buena idea es
dejar el agua a temperatura ambiente, sin meterla en el frigorífico como
hacemos en verano; de esta manera, cuando vayamos a beber, no notaremos un
contraste tan acentuado entre la temperatura corporal y la del líquido.
Las
infusiones también son una buena alternativa para esta época del año ya que,
además de hidratarnos, nos harán entrar en calor. La ventaja añadida de este
tipo de bebidas es que, al ser a base de hierbas medicinales, estaremos
aportando a nuestro cuerpo vitaminas y antioxidantes, además de efectos
beneficiosos propios de cada tipo de infusión.
Otra
opción son los caldos, cuya base es el agua. En este caso, además de
hidratarnos, estaremos tomando nutrientes a través de los ingredientes
contenidos en el caldo. Es también una buena manera de entrar en calor cuando
más aprieta el frío.
Y
siempre podremos recurrir a la gelatina, formada en su mayor parte por agua
solidificada mezclada con sabores de frutas y azúcares. Se trata de una buena
forma de tomar líquidos y mantenernos hidratados, siendo una idea especialmente
buena en ancianos y niños, a los que siempre les cuesta más beber de manera
adecuada.
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