Muchas
veces cuando cocinamos generamos desperdicios que acabamos tirando por pensar
que son inservibles y no podremos aprovecharlos para nada. Pero lo cierto es
que algunos de esos desechos alimentarios que consideramos que no son consumibles
nos pueden ayudar a comer sano y más económico (algo que no viene mal en los
días de hoy…).
En esas
partes de alimentos que suelen acabar en la basura a veces podemos encontrar
grandes aportes desde el punto de vista nutricional que hasta este momento nos
pasaban desapercibidas. Algunos ejemplos son los siguientes:
-
Hojas de remolacha: normalmente sólo comemos la raíz de esta planta,
pero sus hojas son muy ricas en hierro, fibra y carotenos. Podemos utilizarla
para rellenar tartas o pasta, y para hacer tortillas
-
Cáscara de huevo: cuando cocemos un huevo, a continuación lo pelamos
para poder consumirlo, de manera que la cáscara acaba en el cubo de la basura.
Pero podemos aprovechar la gran cantidad de calcio que tiene esta parte del
huevo si pulverizamos la cáscara y la añadimos en algunos de nuestros platos.
De esta forma estaremos aprovechando ese calcio sin darnos cuenta
-
Tallos de acelga o pencas: su contenido en fibra es muy elevado y
podemos aprovecharlas para su consumo rellenas con carne, gratinadas al horno,
rebozadas…
-
Pelas de patata: en este caso lo más importante es que esté bien
limpias, para lo que las cepillaremos eliminando así todo lo indeseable.
Podemos incorporarlas a las tortillas, usarlas como relleno para las patatas o
cocinarlas al horno. De esta manera estaremos aprovechando mejor los minerales
y vitaminas que este vegetal nos puede ofrecer.
Y esto
son sólo algunos ejemplos de todo lo que estamos desaprovechando en la cocina.
¿Alguna idea más?
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