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viernes, 20 de abril de 2012

ADICCIÓN A LOS DULCES


Muchas veces, cuando nos comemos un caramelo o un pastel, es inevitable sentir el deseo de repetir y repetir y repetir… Incluso podemos experimentar ansiedad ante esta situación. Pero por suerte, existen unos trucos para minimizar estos efectos:

-          No dejes dulces a la vista: si sabes que no vas a poder aguantar las ganas de comer dulces cuando los veas, la solución es no tenerlos en casa para evitar tentaciones. Ya se dice que ojos que no ven…
-          Evita comer acostado o de pie: en esas posturas el cuerpo no es capaz de controlar las cantidades de comida que ingerimos, por lo que seguiremos comiendo dulces y más dulces uno detrás de otro. Lo mejor es comer sentado para llevar la cuenta de lo que comemos.
-          Ante un ataque de ansiedad, come yogur, un plátano o bebe un vaso de leche: estos alimentos ayudan a que aumente la concentración de serotonina en sangre debido a que contienen triptófano (aminoácido que favorece este aumento). La serotonina es una hormona que calma el apetito y ayuda a combatir la ansiedad, por lo que controlaremos las ganas de comer dulces.
-          Come dulces disfrutándolos: cuando te dés el lujo de comer un dulce, no lo hagas de forma golosa, sino despacio y disfrutando de cada bocado para notar más las sensaciones que el dulce te provoca.
-          No te saltes comidas: cuando nos saltamos alguna comida, tenemos más ganas de andar picoteando y la mayoría de veces se nos van las manos a los dulces. Si no te saltas comidas y mantienes un nivel de saciedad correcto, evitarás la ingesta de dulces.

Hay que resaltar que lo conocido como “adicción a los dulces” existe y puede ser tan poderosa como una adicción al tabaco o al alcohol, pudiendo derivar incluso en un síndrome de ansiedad. Los detalles que pueden indicar este problema son no poder sacarse de la cabeza los dulces, comerlos a escondidas, ser capaz de robarlos o necesitar comer dulces siempre tras las comidas.
De todos modos, tampoco te obsesiones, que comer un dulce de vez en cuando no implica ningún tipo de problema y nos merecemos darnos un capricho!

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