Seguramente
habrás oído hablar de ellas pero lo más probable es que hayas escuchado tantos
argumentos a favor como en contra. Así que, ¿con qué nos quedamos?
Son de
la familia de las solanáceas, a la que también pertenecen el tomate, la
berenjena, la patata y el pimiento. Nacen en un arbusto, se recolectan y se
dejan secar hasta que se consigue un aspecto parecido al de las uvas pasas,
pero de color rojizo. Su sabor es dulce y podría asemejarse al arándano o la
cereza. Se consumen solas o acompañando a cereales, zumos, yogur, batidos…
Contienen
muchos nutrientes y gran cantidad de antioxidantes (carotenoides), minerales
(selenio, zinc), vitaminas (vitamina C) y fibra, pero esto no significa que
sean indispensables en nuestra alimentación ni que vayan a tener propiedades
mágicas como muchas veces el marketing nos quiere hacer creer.
La
Universidad de Granada ha realizado un estudio sobre las Bayas de Goji
llegando a la conclusión de que se trata de un alimento muy completo, pero nada
que no sea comparable con otras frutas y verduras (las de su misma familia
tienen nutrientes y propiedades muy parecidas). El resto de estudios que
existen sobre este alimento son “in vitro”, en animales, y casi
exclusivamente realizados por grupos chinos.
La
especie que más se publicita es la Lycium
barbarum, baya que crece en las montañas del Himalaya de forma salvaje.
Esta procedencia se aprovecha para
destacar sus propiedades milenarias utilizadas en la medicina oriental. Los
Hunzas, pueblo que habita en el Tíbet, son conocidos por ser el “pueblo más
feliz y sano de la Tierra”, y se dice que estas bayas son su secreto para ello.
Lo
cierto es que a 4000 metros de altura, la vegetación es básicamente herbácea,
por lo que los cultivos necesarios para abastecer al mundo de Bayas de Goji no
serían viables. Además, la planta en realidad no es silvestre y ni siquiera es
autóctona de la zona, sino del Mediterráneo… La realidad es que se cultivan en
extensas plantaciones situadas en el norte de China. En este aspecto hay que
tener mucho cuidado ya que si no proceden de un cultivo biológico, podemos
tener problemas con los pesticidas o aditivos químicos al consumirlas crudas.
Los
beneficios que se les atribuyen son múltiples, desde refuerzo del sistema
inmune a cuidado del hígado y riñones, regulación del sueño y del apetito,
retraso de la aparición de canas y de la pérdida del pelo, reducción del
colesterol… Pero, como hemos dicho, no se ha probado ninguna de estas
propiedades en estudios científicos con humanos.
Hay que
resaltar que pueden interactuar con medicamentos anticoagulantes, por lo que la
gente que esté en tratamiento con los mismos debe abstenerse del consumo de
estas bayas ante la posibilidad de hemorragias.
Hace un
tiempo, la OCU realizó un análisis de 10 muestras de Bayas de Goji, llegando a
la conclusión de que todas las muestras analizadas contenían grandes cantidades
de pesticidas y metales pesados.
Con estos resultados, la OCU se dirigió a la Asociación
Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para pedir la retirada
del mercado de las Bayas de Goji analizadas. Pero la AESAN ha negado la
toxicidad de este alimento llevando la contraria a las afirmaciones de la OCU
mediante un comunicado e indicando que el análisis no ha sido reglamentario y
que las cantidades de metales pesados y pesticidas encontrados se encuentran
dentro de la legalidad. En lo que sí están de acuerdo ambas organizaciones es
en la inexistencia de evidencias científicas que avalen las propiedades
atribuidas a las bayas.
Lo
cierto es que dentro de una alimentación equilibrada estas bayas sí tendrían
cabida, pero no esperemos ningún milagro con su consumo ya que no son nada tan
excepcional como nos quieren vender, y menos aún se merecen el precio que
pretenden cobrarnos por ellas. Así que la decisión de Bayas de Goji sí o no
depende de cada uno.
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