¿Has
escuchado alguna vez el dicho “El tiempo de comida es sagrado”? Ya nuestros
abuelos sabían la importancia de tomarse su tiempo para comer y hacer de ese
momento algo importante.
Nuestro
organismo no está preparado para procesar mucha comida en poco tiempo, por lo
que comer rápido trae malas consecuencias. Con el ritmo de vida de hoy en día
la verdad es que la mayoría de la población come lo más rápido posible sin
fijarse en si mastican bien o en la calidad nutricional de la comida que
ingieren. Esto puede traer problemas, tanto a corto plazo (malas digestiones,
hinchazón…), como a largo plazo (aumento de peso, úlceras gástricas…).
Algunas
razones por las que es importante y beneficioso comer despacio son las
siguientes:
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Se disfruta más de los sabores: de este modo la comida será un momento
relajante y agradable. Al percibir mejor los sabores de los alimentos no
necesitaremos utilizar tantos condimentos y salsas.
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Comer como acto social: el momento de la comida debe ser aprovechado
para charlar de modo relajado con los demás, lo que ayudará a que la velocidad
de ingestión sea menor y nos ayudará a no estresarnos durante ese momento.
-
Mejora la digestión: si comemos muy rápido, la capacidad de nuestro
sistema digestivo se verá sobrepasada, dando lugar a digestiones pesadas. Al
comer despacio, los jugos gástricos van “despertando” lentamente de forma
natural, lo que nos ayudará a aprovechar mejor los alimentos.
-
Ayuda a perder peso y a mantenerlo: por norma general, la sensación de
saciedad aparece unos 20 o 30 minutos después de comenzar a comer. Si comemos
despacio, habremos ingerido menor cantidad de calorías en esa media hora que si
comemos rápido. Por el contrario, si comemos demasiado rápido, cuando la señal
de saciedad llegue a nuestro cerebro, lo más probable es que ya hayamos comido
más cantidad de la que necesitamos, lo que nos hará engordar.
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Se evita la comida rápida: como su propio nombre indica, cuando
tenemos poco tiempo para comer acudimos a los establecimiento de comida rápida.
Este tipo de comida no suele ser demasiado saludable, por lo que si dedicamos
más tiempo a preparar la comida y a comer, mejoraremos la calidad de lo que
comemos.
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Aprovechar los nutrientes: si comemos demasiado rápido, nuestro cuerpo
no tendrá tiempo de absorber todos los nutrientes que podría aprovechar de la
comida. Por lo que tomar, por ejemplo, una ensalada con muchos minerales y
vitaminas no nos beneficiará todo lo que podría.
Tal vez
ahora mismo estés pensando que decir esto es fácil, pero que lo complicado es
hacerlo. A continuación tienes algunos trucos para ayudarte a conseguirlo:
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Beber agua: seguramente ya sabes que beber agua antes de las comidas
hincha y hace que comamos menos; pues por esta misma razón es beneficioso beber
una pequeña cantidad de agua entre un bocado y otro para reducir la velocidad a
la que comemos. En este punto hay que tener cuidado ya que no debemos ingerir
una cantidad excesiva de agua durante la comida para evitar complicar la
digestión (como ya explicamos en la entrada del Día Mundial del Agua).
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Masticar bien: este acto mejora la digestión ya que reduce el trabajo
del estómago al recibir éste los alimentos más procesados. Al mismo tiempo,
segregamos más saliva (con acción antibacteriana), lo que ayuda a tragar mejor
y a eliminar las bacterias que pudieran haber quedado en la comida. Masticar 10
veces como mínimo cada bocado (lo ideal serían 20 veces) es una forma de ayudar
a nuestra digestión al mismo tiempo que comemos más despacio.
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Charlar: ya hemos dicho que la hora de la comida es un acto social,
por lo que si compartimos una buena charla con familia, amigos o compañeros de
trabajo, comeremos más despacio y de forma más agradable.
-
Suelta los cubiertos: una costumbre sana es soltar los cubiertos cada
dos o tres bocados. De este modo conseguimos un tiempo extra para hablar, beber
agua o masticar. No vuelvas a recoger los cubiertos hasta que hayas masticado
por completo el último bocado.
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Aprovecha el cuchillo y tenedor: no siempre utilizamos ambos a la hora
de comer, por lo que sería bueno acostumbrarse a hacerlo ya que su manejo
retrasaría la ingestión de los bocados.
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Deberás evitar malos hábitos: se desaconseja comer en el sillón,
delante de la televisión, del ordenador o con el móvil. Todas estas acciones
provocarán que no disfrutes de la comida y que comas más rápido de lo que
deberías.
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Come con la otra mano: si tu problema con comer rápido es importante,
prueba a comer con la mano que no acostumbras a usar. De este modo tendrás que
ir más despacio obligatoriamente.
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No devores: es importante que no llegues a la mesa con mucha hambre,
ya que eso hará que comas rápido para saciarla. Para ello, no debes saltarte
ninguna comida (ya sabes que lo ideal son 3 comidas principales al día y 2
tentempiés).
Así que
recuerda, COME DESPACIO y tu cuerpo te lo agradecerá.
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