Todos
somos conscientes de la importancia que nuestros cinco sentidos tienen para
nosotros, y la hora de comer no es una excepción. En ese momento los sentidos
que más utilizamos son el gusto y el olfato, pero la vista también tiene un
papel fundamental, ¿o acaso no has dejado de comer platos por “la pinta” que
tenían?
Por
ello, a la hora de presentar un plato de comida hay que tener cuidado con la
manera en que se hace, prestando atención tanto a la forma de colocación como a
las cantidades utilizadas.
La idea
es “engañar” a la vista con las cantidades que vamos a comer, siempre teniendo
en cuenta que no debemos de pecar tampoco de quedarnos cortos. Así, debemos
procurar tomar los alimentos repartidos en paquetes pequeños, de forma que al
consumir alimentos congelados o precocinados debemos decantarnos por aquellas
opciones donde los paquetes, a pesar de ser pequeños, nos den la sensación de
que con uno sólo tendremos una ración suficiente.
La
costumbre de sentarnos a la mesa para comer también puede beneficiarnos en este
aspecto. El dividir la comida en un primer y un segundo plato va a provocar que
nos parezca que ingerimos mayor cantidad de comida cuando en realidad se trata
de la misma.
Otra
cosa a tener en cuenta es el tamaño de vasos y platos, ya que la misma cantidad
de comida no se ve igual en un plato pequeño que en uno grande, verdad? En un
plato pequeño nos parecerá que comemos más, por lo que notaremos mayor
sensación de saciedad. Del mismo modo, el tamaño de las cucharas para servir la
comida también es de importancia, de forma que cuanto mayores sean, menos veces
tendremos que servirnos e interpretaremos que nos hemos echado poco; en cambio,
si la cuchara es pequeña, tendremos que repetir la operación más veces, de forma
que vamos a percibir que tomamos mayor cantidad de alimento.
Como
veis son pequeños detalles que todos podemos controlar y que no nos van a
suponer mucho tiempo. Y, al final, vale la pena hacer el esfuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario