Cuando
tratamos de que nuestra familia lleve una dieta sana y equilibrada, debemos
tener en cuenta que los horarios y las actitudes de los niños van a repercutir
en su apetito y en sus hábitos alimentarios. Algunas pautas generales a seguir
son las siguientes:
-
Desayuno: se trata de una de las comidas más importantes del día. Lo
ideal es levantarse de la cama con tiempo suficiente para asearnos y
arreglarnos antes de desayunar ya que estas actividades van a estimular nuestro
apetito. Si desayunamos con prisa, lo que vamos a conseguir es tomar un
desayuno pobre; así que lo ideal es tomarse el desayuno con tiempo y evitar
distracciones (televisión, periódico…). Las costumbres familiares y culturales
van a determinar la cantidad y variedad de los alimentos, pero como norma
general debe de ser un desayuno con diversidad de alimentos y variable a lo
largo de los días. Debe de aportarnos la energía suficiente para que lleguemos
sin problemas a la hora de comer, de manera que si el desayuno es correcto, el
niño no va a necesitar ningún complemento hasta la siguiente comida (aunque a
veces podemos incluir un pequeño almuerzo a base de fruta, bocadillo, galletas
o quesitos).
-
Comida: en nuestro país constituye la principal toma de alimentos del
día y se trata de la mejor ocasión para favorecer la enseñanza de los hábitos
alimenticios correctos, así como para estrechar las relaciones familiares. Hay
que propiciar un clima relajado y tranquilo, evitando interferencias como radio
o televisión, para que se convierta en un momento agradable. Hay que evitar una
serie de cuestiones en relación con la comida:
o Preparar los alimentos a última
hora
o Anarquía en los horarios
o Correcciones, gritos o regalos
constantes
o Interrupciones largas entre
plato y plato
o Incomodidad por falta de espacio
suficiente
o Comer muy rápido
Hay que intentar al mismo tiempo reforzar las
conductas adecuadas con comentarios como “da gusto veros comer” o “comes como
un niño mayor”.
En cuanto a los alimentos adecuados para la
hora de comer debemos tener en cuenta que estén acorde con las necesidades de
los comensales, así como que respondan a una dieta equilibrada y variada. Y muy
importante, no debemos descuidar nunca a presentación de los platos.
-
Merienda: se trata de un hábito muy extendido, sobre todo en niños.
Los hábitos familiares van a marcar el tipo de alimentos que se ingieren en
esta comida. Hay que tener en cuenta la variedad, que sean productos sanos y
todo lo naturales posible. No debemos olvidar que la merienda debe ser ligera
para evitar que al llegar la hora de la cena no tengamos ganas de comer.
-
Cena: hay que intentar que sea un momento de reunión familiar evitando
distracciones. Debe tratarse de una comida ligera que no nos vaya a ocasionar
digestiones pesadas que nos dificulten el sueño. Además debe realizarse a una
hora que nos permita que pasen al menos 2 horas antes de acostarnos.
Toma
nota y enseña a tus niñ@s buenos hábitos de alimentación que te agradecerán
toda su vida.
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