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viernes, 16 de noviembre de 2012

FOBIAS ALIMENTARIAS II: FAGOFOBIA


En una entrada anterior comentamos lo que eran las fobias alimentarias y dijimos que se dividían en dos grupos: fagofobia (miedo a tragar) y neofobia (rechazo de alimentos nuevos). Hoy vamos a centrarnos en la fagofobia.

La base principal del rechazo de la comida en caso de fagofobia es el terror a asfixiarse o ahogarse cuando se tragan los alimentos, independientemente de que éstos sean sólidos o líquidos. Suele aparecer en niños tras un atragantamiento con la comida, una disfagia (dificultad para tragar) o una faringitis o esofagitis muy dolorosa. Del mismo modo, puede darse este trastorno en niños que dejan de comer por miedo a vomitar y tener dolor, generalmente tras una fuerte gastroenteritis o un empacho. También ocurre en personas (niños y adultos) que se han sometido a tratamiento de quimioterapia en horas cercanas a la de la comida.

No existen ensayos terapéuticos sobre la fagofobia debido a que se trata de un trastorno con una incidencia muy baja, de lo que se deduce que es un problema temporal que suele “curarse” en menos de 6 meses.

Antes de diagnosticar fagofobia, el médico debe descartar cualquier otra enfermedad que presente los mismos síntomas, como globus (sensación de nudo en la garganta), trastorno obsesivo-compulsivo (temor a atragantarse con objetos no comestibles, como un trozo de plástico), disfagia (dolor o dificultad física para tragar), anorexia nerviosa o trastornos afectivos.

En aquellas personas que sufren fagofobia, el malestar desaparece, pero la conducta alimentaria que les lleva a rechazar comida por miedo a atragantarse permanece. De modo que toman los alimentos en forma de cremas, yogures, purés, alimentos líquidos o semilíquidos, con el problema de limitación de la dieta que supone esta elección. Esta manera de restringir la comida de forma tan estricta puede llevar a un diagnóstico erróneo de anorexia nerviosa.

El tratamiento de la fagofobia es el siguiente:
-          Comenzar ofreciendo al afectado purés líquidos e ir aumentando la consistencia de los mismos gradualmente hasta servirle purés espesos y a continuación alimentos sólidos
-          Introducir en los purés trocitos de pescado, carne o huevo; en primer lugar triturado y después en pequeños trocitos
-          Los alimentos sólidos que vayamos introduciendo en su dieta deben comenzar por alimentos blandos como pescado hervido, huevo pasado por agua, verdura cocida, carne picada y, por último, carne fácil de masticar
-          El plan nutricional debe acompañarse de un plan de conducta trazado por un psicólogo y de un curso de educación nutricional básico sobre los nutrientes que aporta cada alimento y las necesidades individuales de cada persona

Con paciencia y constancia todo se supera.

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