En
alimentación podemos decir que sí, el tamaño importa, y mucho. Hay que tener en
cuenta la persona a la que va dirigida una ración concreta para adecuar el
tamaño a la misma (no come lo mismo un deportista que una persona que no practica
deporte).
El
tamaño grande de las raciones se nota más en la comida rápida, donde se tiende
cada vez a hamburguesas más grandes, bebidas más grandes, perritos calientes
más grandes… Yo siempre he defendido que en una dieta sana y equilibrada cabe
todo, hasta la comida rápida, pero lo importante es controlar la cantidad que
comemos ya que, aunque vayamos sólo una vez a la semana, si el menú que nos
tomamos es gigante, será como si fuéramos dos o incluso tres veces.
Otro
aspecto negativo de las raciones grandes es que si consumimos una ración
superior a lo aconsejable de un alimento, no tendremos “sitio” en el estómago
para comer otro alimento. De esta forma lo que haceos es limitar la cantidad de
nutrientes ingeridos, con las carencias que eso puede conllevar.
Hay que
tener cuidado también con el extremo opuesto y no pecar de raciones demasiado
pequeñas, ya que result6a igualmente perjudicial. Lo ideal es ajustar el tamaño
de las raciones a las necesidades para evitar pasar hambre por ser demasiado
pequeñas, y dejar de ingerir todos los nutrientes necesarios, por ser demasiado
grandes.
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