Una de
las mejores maneras que existen para desconectar es quedar con los amigos a
tomar unas cañas, pero esas cañas vienen casi siempre acompañadas de unos
aperitivos que pueden provocarnos más mal que bien.
En
muchos locales es costumbre acompañar las consumiciones con unas tapas que, al
final, acabamos comiendo. La mayoría de veces nos olvidamos que este picoteo es
comida porque estamos distraídos charlando y bebiendo, pero el caso es que se
trata de alimentos que acaban en nuestro organismo.
Lo que
debemos hacer es tener cuidado con las tapas que ingerimos y controlar muy bien
el tipo de alimentos que tomamos. Los aperitivos ofrecidos en los bares suelen
tener un elevado contenido de calorías y suelen ser fritos y cocinados con aceites
reutilizados varias veces, lo que dará lugar a que los alimentos tengan un
exceso de calorías y grasas añadido a lo que ya tienen de por sí.
La
realidad es que las tapas cumplen una función en los bares, y es que bebamos
más. Suelen ser alimentos muy salados (cacahuetes, patatas fritas…) que nos
aportan una gran cantidad de sodio, nada recomendable para los hipertensos y
que puede provocar retención de líquidos en personas propensas a ello, dando
lugar a pesadez en las articulaciones y un aumento de volumen de algunas partes
corporales.
Otra
cosa a tener en cuenta es que el tapeo es un acto social y, como tal, lo
realizamos de una manera relajada y sin controlar realmente lo que estamos
consumiendo. Por esta razón, no nos fijamos en lo que comemos ni en su cantidad
y calidad.
Si bien
es cierto que existen locales donde las tapas ofrecidas son a base de
vegetales, en la mayoría de sitios suelen tener aun elevado contenido en grasas
saturadas que aportarán a nuestro cuerpo colesterol.
Lo
ideal es olvidar o disminuir las tapas y limitarnos a la bebida para evitar
sumar calorías vacías y grasas a nuestra dieta diaria.
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