La
bollería industrial está formada por harina, grasa y azúcar en su mayor parte;
y dependiendo del relleno contiene además cacao o chocolate (más azúcar y
grasas). En su composición encontramos fundamentalmente hidratos de carbono
(30-55 gramos por cada 100 gramos de producto), siendo un tercio o más del
producto azúcares. El contenido en grasa va de 17 a 34 gramos por cada 100
gramos, lo que hace que el valor energético se dispare hasta 400 o 500 Kcal por
cada 100 gramos. Un “pastelito” de unos 50 gramos nos aportará unas 200-250
Kcal, en las que la mayoría proceden de azúcares y grasas (los menos saludables
consumidos en exceso).
Un
bocadillo casero no difiere mucho en las calorías, pero a diferencia está en la
calidad de los nutrientes que contiene. Así, un bocadillo de jamón (50 gramos
de pan y una loncha de jamón) nos aporta 170 calorías, pero la mayor parte son
hidratos de carbono complejos (23.5 gramos, 94 Kcal), teniendo también
proteínas (7 gramos, 28 Kcal) y sólo 3 gramos de grasa.
Viendo
esta comparativa, ¿verdad que vale la pena prepararle al niño un bocadillo en
casa para la merienda? Y en lugar de picar cualquier chuchería, ¿no es mejor
para un adulto ir a la cocina para hacerse un bocata en lugar de abrir el
envoltorio de un pastelito?
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