Mascar
chicle es una costumbre que muchos tenemos y que no consideramos que sea nada
útil, más allá del entretenimiento que nos puede proporcionar. Pero lo cierto
es que esta costumbre nos aporta importantes beneficios que debemos tener en
cuenta.
En un
estudio se relacionó el hábito de mascar chicle con el apetito y la ingesta de
calorías. Aquellas personas que mascaron chicle después de la comida,
disminuyeron su ingesta de calorías en un 8% como consecuencia de una menor
sensación de apetito. El mascar chicle provoca que nuestro cerebro reciba
señales que activan el proceso de saciedad, por lo que vamos a tener menos
apetito y comeremos menos. Esto puede ser una gran ayuda para perder peso.
A lo
anterior hay que añadir que el acto de mascar chicle conlleva un gasto calórico
de unas 11 Kcal por hora y, además, mascando chicle sin azúcar, conseguimos
calmar la ansiedad por comer a través de un producto dulce que nos mantiene
entretenidos sin aportar calorías.
La goma
de mascar contiene sorbitol y xilitol, ambos azúcares alcoholes que no se
absorben por completo en nuestro cuerpo ni son fermentados por las bacterias en
nuestra boca. Debido a esto, son una manera de arrastrar y eliminar de la boca,
con ayuda de la saliva, todos aquellos desechos que pueden provocar caries.
Pero
otro descubrimiento interesante es el que relaciona al chicle con la memoria.
Se ha visto y demostrado que las personas que mascan chicle tienen una mayor
agilidad para pensar y un mejor proceso de aprendizaje. La explicación es que
se aumenta el flujo sanguíneo hacia zonas clave del cerebro consiguiendo los
resultados descritos.
Eso sí,
debemos tener cuidado con el chicle y tomarlo con moderación ya que, entre
otras cosas, el xilitol y sorbitol tomados en exceso pueden provocar un efecto
laxante grave.
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