La
carne es una parte fundamental de nuestra alimentación ya que nos va a aportar
gran cantidad de proteínas, por lo que debe estar muy presente en nuestra dieta
semanal. El problema es que, por norma general, abusamos de este alimento,
sobre todo de la carne roja…
Las
proteínas que encontramos en la carne son de alto valor biológico, es decir, su
calidad es buena y además son fácilmente asimilables. Por ello, son la base
fundamental para mantener y hacer crecer nuestros músculos, aspecto
especialmente importante en el caso de deportistas y niños en edad de
crecimiento.
Todos
sabemos que las carnes se dividen en dos grupos fundamentales: rojas (buey,
cerdo, cordero, ternera…) y blancas (pavo, pollo, conejo…).
El
color rojo de la carne roja se debe a su alto contenido en mioglobina, proteína
muscular de la que nuestro organismo va a obtener el hierro, mineral abundante
por lo tanto en este tipo de carne. Pero si bien contiene altas cantidades de
hierro, en contrapartida, nos va a aportar grasas y colesterol, pudiendo llegar
a sufrir aumento de ácido úrico y aparición de enfermedades cardíacas derivadas
del abuso de la carne roja.
La
carne blanca es igualmente rica en proteínas de alto valor biológico, por lo
que va a ayudarnos igualmente a mantener y aumentar la musculatura aunque posee
cantidades menores de hierro. Una ventaja importante es que este tipo de carne
casi no contiene colesterol y grasas saturadas, por lo que además de aportarnos
menos calorías va a provocar que nuestras digestiones sean más eficaces y menos
pesadas.
Lo
ideal es que consumamos ambos tipos de carne, pero hay que destacar que, a
nivel salud, es más beneficiosa la carne blanca debido a sus características
nutricionales, aunque eso no significa que dejemos de consumir carne roja, que
es igualmente necesaria para mantener nuestro organismo en condiciones óptimas.
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