Cuando
pensamos en hamburguesas siempre solemos asociar esa comida a la famosa “comida
basura”, por lo que automáticamente la consideramos mala o perjudicial. Lo
cierto es que una hamburguesa no deja de ser comida, por lo que nos va a
aportar una serie de nutrientes beneficiosos, eso sí, debemos tener cuidado con
la hamburguesa que elegimos, lo que tomamos con ella y si su consumo es muy a
menudo.
Si
tomamos como base una hamburguesa compuesta de pan, carne, lechuga, queso y tomate
tenemos como resultado un plato que nos va a aportar al mismo tiempo hidratos
de carbono, grasas, proteínas y vitaminas, por lo que se puede considerar una
comida saludable y completa. El problema viene cuando a lo anterior le añadimos
salsas en exceso (mayonesa, Ketchup…), huevo, carne y queso con demasiada
grasa… Y por supuesto, cuando la acompañamos de un refresco y una generosa
ración de patatas fritas. De esta forma, estamos convirtiendo una comida en
principio saludable en otra con exceso de grasas y calorías.
De
todos modos, debemos considerar que no es lo mismo tomar una hamburguesa en un
establecimiento de comida rápida que en nuestra casa o en una hamburguesería
tradicional. De todas las opciones, sin lugar a dudas, la mejor es la de hacer la
hamburguesa en casa, ya que de ese modo vamos a poder controlar los
ingredientes y su calidad. La peor opción, como ya os imaginaréis es la de las
cadenas de comida rápida.
Hay que
resaltar que, tomada en exceso a las comidas y/o cenas, la hamburguesa puede
representar un problema; pero no va a pasar nada por darnos ese capricho una
vez a la semana. Al fin y al cabo, si la sabemos elegir bien, es una
alternativa para darnos el gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario