Muchas
veces oímos conceptos relacionados con nuestra alimentación que no acabamos de
tener claros. La idea es ir explicándolos para que la próxima vez que lo
escuchemos sepamos a qué se están refiriendo.
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Purinas: son compuestos orgánicos que abundan en los pescados azules,
cernes rojas y de caza, embutidos, mariscos, vísceras y algunos vegetales
(acelga, espárragos, coliflor, champiñones, espinacas y setas). Una vez dentro
del organismo, éste transforma las purinas en ácido úrico, explicación por la
cual un consumo excesivo de alimentos ricos en purinas puede dar lugar a
hiperuricemia (ácido úrico elevado) o gota.
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Sorbitol: es un azúcar (hidrato de carbono) que se añade a los
caramelos y chicles sin azúcar. Contiene la mitad de calorías que el azúcar
normal (apenas 2 Kcal por gramo). También podemos encontrarlo en los alimentos
bajo la denominación E-420. A pesar de ser un azúcar, el sorbitol no influye en
los niveles de azúcar en sangre ni provoca caries. Como efecto adverso, un consumo
excesivo (más de 50 gramos diarios) puede provocar diarrea.
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Glucógeno: es un hidrato de carbono complejo (polisacárido, es decir,
formado por varias unidades de azúcar, que en este caso es glucosa). Debido a
su composición, se considera que es la reserva energética del cuerpo y su
acumulación se da en el músculo y en el hígado (tenemos, de media, unos 500
gramos de glucógeno almacenado). Su concentración en el organismo cobra
especial importancia en personas que practican ejercicio físico, ya que es la fuente
de energía que utilizan en ejercicios de corta duración y gran intensidad.
Cuanta mayor cantidad de glucógeno almacenado en el músculo, mayor será la
resistencia del deportista y mejor su rendimiento deportivo; si las reservas
son bajas, disminuye el rendimiento deportivo y aparece la fatiga.
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