Tras
las vacaciones, los estudiantes vuelven a su rutina diaria entre libros y
exámenes. En el caso de los niños especialmente, esta vuelta puede resultar más
dura, pero podemos suavizarla ayudándonos de la alimentación.
Una
dieta equilibrada y sana les va a ayudar a los estudiantes a mejorar el
funcionamiento de su cerebro, con lo que
su concentración aumentará y serán capaces de llevar mejor sus estudios.
Además, una dieta saludable va a estimular los neurotransmisores cerebrales,
ayudando a potenciar el aprendizaje.
Lo
primero en lo que debemos fijarnos es en el desayuno de los niños para que
lleguen al cole cargados de energía. En este desayuno no pueden faltar un
lácteo (leche o yogur), un hidrato (galletas, pan, cereales) y fruta (zumo o
fruta fresca).
A la
hora de la comida, debemos intentar que tomen alimentos bajos en azúcares y
grasas, los cuales provocan pesadez de estómago y generan sensación de
cansancio y sueño. Aquí podemos combinar pollo, carnes magras, arroces, pastas
y vegetales.
En la
cena hay que procurar completar la comida, tomando alimentos que no se hayan
tomado a mediodía, como pescado.
La hora
de la comida y, especialmente de la cena, son buenos momentos para compartir en
familia y así enseñar a los más pequeños de la casa hábitos saludables
relacionados con la comida.
Algunas
opciones que deberíamos evitar en la dieta de los niños son la comida basura y
los precocinados, cambiándolos por una dieta equilibrada que les mantenga sanos
y con fuerzas y energía para superar los días de escuela de la mejor manera
posible y aprendiendo todo lo que puedan.
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