En
torno a la fruta existen multitud de mitos: comerla antes de las comidas
adelgaza, comerla después hace que engorde… Pero todos estos mitos son erróneos
y la explicación es muy sencilla: un alimento nos va a aportar la misma cantidad
de calorías independientemente del momento en que la tomemos, por lo que va a
engordarnos lo mismo. Pero el comer fruta antes, después o entre las comidas
puede aportarnos diferentes beneficios.
En
algunos planes de adelgazamiento y en aquellas personas con dificultades para
saciarse, suele ser recomendable la ingestión de fruta antes de las comidas.
Esto se debe a que su sabor (entre dulce y ácido) y la fibra que nos aporta va
a ayudar a que nos saciemos, de manera que comeremos menos cantidad de otros
alimentos durante las comidas. El mismo papel saciante lo pueden llevar a cabo
la sopa, otros líquidos o la ensalada fresca.
Si eres
de los que tienes unas ganas irresistibles de algo dulce después de comer,
deberías tomar fruta de postre. De esta manera evitarás comer otro tipo de
postre que te va a aportar mayor cantidad de azúcares y grasas (calorías).
Y si lo
tuyo es picotear entre horas, la fruta entre comidas es tu opción. Se trata de
un tentempié saludable que nos va a permitir cumplir nuestros deseos de algo
dulce (calma la ansiedad) a la vez que nos saciamos.
Así que
resumiendo, en función de cómo sean tus gustos y tu estilo de vida, la fruta
puede ser consumida en cualquier momento del día. Lo importante es no
olvidarnos de incluirla en nuestra dieta.
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