Algunos
autores han creado dietas basándose en sus ideas religiosas dando lugar a un
nuevo concepto de dietas conocidas como “dietas religiosas”. Un ejemplo de
ellas es la Dieta Aleluya o Dieta del Génesis, que promete un adelgazamiento
rápido.
BASES
Su
creador, George Malkmus, es un estadounidense religioso que, tras ser
diagnosticado con cáncer, trató de buscar una alternativa a la medicina. Para
ello, acudió a la Biblia, concretamente al Génesis 1:29 (“le doy de cada planta
que produzca semilla en la faz de la tierra y de cada fruta con la semilla en
ella. Serán tuya para el alimento”.). De esta forma, Malkmus concluyó que le
mejor dieta es aquella basada en vegetales crudos, frutas y frutos secos (un
argumento utilizado por él es que los personajes de la Biblia posiblemente
siguieran este tipo de dieta y vivían siglos…).
Como
bases de esta dieta podemos citar:
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Es estrictamente vegetariana: no incluye leche ni huevos y prohíbe
todos los alimentos animales menos la miel.
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El 80% de los alimentos deben ser crudos: cree que al cocinar los
alimentos provocamos que pierdan enzimas valiosas para el cuerpo humano (si
bien es verdad que esto es cierto, algunos alimentos gana poder nutritivo al
cocinarse, como el tomate).
-
Algunos alimentos, como las lentejas, hay que dejarlos germinar por no
poder consumirse crudos. Este proceso requiere días enteros.
-
La cebada es uno de los protagonistas de esta dieta, ya que en el
desayuno y entre comidas no debe faltar una cucharada de jugo de este cereal.
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Debido a que Malkmus vió que era una dieta difícil de seguir por
limitarse a alimentos crudos, añadió algunos alimentos cocidos que deben
consumirse al final del día (85% alimentos crudos y 15% alimentos cocidos)
o Alimentos crudos: granos,
líquidos (jugos de frutas y verduras, agua destilada, jugo de cebada), frutos
secos (máximo 15%), sustitutos de la leche (leche de almendras), frutas frescas
(máximo 15%, incluyendo las de los zumos), vegetales, condimentos (perejil,
ajo, hierbas frescas…), sopas con verduras crudas, dulces (tartas y postres con
frutas crudas), aceites (de oliva, de lino y de aguacate)
o Alimentos cocidos: algunos
granos (cereales integrales), dulces (miel stevia), líquidos (té o café
descafeinado), verduras cocinadas al wok, sustitutos de la leche (leche de
arroz), sopas sin leche ni grasa ni sal (a menos que sea sal del Mar Celta, el
único condimento permitido), aceites (mayonesa sólo la elaborada con aceite
prensado en frío)
FALTAS
Y FALLOS
Al
tratarse de una dieta estrictamente vegetariana, deja fuera varias vitaminas
importantes para el cuerpo humano. Además presenta otras carencias
nutricionales como las de calcio (no se consumen huevos, leche), proteínas y
hierro (falta de alimentos de origen animal).
Es una
dieta muy estricta y difícil de mantener.
Y sobre
todo, no debemos olvidar que una dieta en la que eliminamos un montón de
alimentos no es nada recomendable ya que privamos al cuerpo de nutrientes que
necesita en su día a día.
CONCLUSIONES
Si bien
es cierto que, debido a sus características, esta dieta puede ayudar a paliar
la diabetes o la hipertensión, no hace falta ser tan extremista para
alimentarse bien y llevar una vida sana.
Escapad
de las “dietas milagro” que tanto prometen y tanto daño nos pueden hacer. La
salud es lo primero.
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