El
otoño es la época de las calabazas, sobre todo debido a la fiesta de Halloween
o Samaín, celebraciones en las que se decoran calabazas con el fin de asustar a
la gente.
Su
característico color naranja se debe a su contenido en betacaroteno, sustancia
que nuestro organismo va a transformar en vitamina A, utilizada en diversas
funciones de nuestro cuerpo, como regenerar y suavizar la piel y las mucosas,
motivo por el cual su consumo es bueno para recuperar las mucosas irritadas
(boca, garganta, esófago, estómago).
Se
trata además de un alimento fácil de digerir, lo que mantendrá activo nuestro
metabolismo.
Pero
eso no es todo ya que la calabaza también nos ayudará a regular los niveles de
azúcar en sangre debido a que es un estimulador del páncreas, órgano productor
de insulina. Por este motivo se recomienda su consumo a personas con problemas
de azúcar.
Y en
esta época de resfriados no debemos dejar de tener en cuenta que la calabaza
nos ayudará a eliminar mucosidades del sistema respiratorio, por lo que es
aconsejable su consumo cuando tenemos resfriados o catarro. Sus pepitas además
se usan en muchos tratamientos para depurar el sistema digestivo y
respiratorio.

La
forma de preparación más común de la calabaza es en forma de puré o crema, pero
es un alimento con gran versatilidad en la cocina que se puede preparar también
rellena de arroz y verduras, en gajos al horno con hierbas aromáticas y
jengibre, buñuelos de calabaza con patatas, flan de calabaza, empanada como
guarnición…
¿Truco o trato?
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