Se conocen como alimentos funcionales aquellos a los que se les incorporan (o de los que se han eliminado) uno o varios ingredientes; aquellos cuya estructura química o biodisponibilidad de nutrientes se ha modificado; o una combinación de ambos factores. Es decir, se trata de alimentos modificados donde alguno de sus componentes afecta a funciones vitales del organismo de manera específica y positiva.
Hay que recordar que los componentes que se encuentran en este tipo de alimentos también están en los alimentos “normales”, por lo que una persona que sigue una dieta equilibrada y mantiene hábitos de vida saludables no necesita consumir este tipo de alimentos ya que ingiere todos los nutrientes que su organismo necesita.
Los efectos de los alimentos funcionales provienen de su contribución al buen estado de salud y de su capacidad de reducir el riesgo de padecer enfermedades. Algunos efectos demostrados mediante investigaciones son: disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares (ácidos grasos omega 3 y antioxidantes naturales); disminución del riesgo de ciertos tumores (sustancias antioxidantes); regulación de funciones intestinales, del nivel de glucosa y colesterol en sangre (fibra soluble); mejora del equilibrio de la flora intestinal y del estado inmunológico (bacterias lácticas o probióticos)…
LECHES ENRIQUECIDAS
Representan el 5% del consumo de leche en España.
- Leche enriquecida con calcio y/o vitaminas A y D: ayuda a la formación y mantenimiento de una masa ósea fuerte y sana. Su lanzamiento en la gama de desnatados y semidesnatados se ha visto impulsado por una normativa comunitaria que recomienda restituir las vitaminas liposolubles (A y D) que la leche pierde al eliminar su grasa. Su precio es un 20-25% mayor que las variedades clásicas de leche.
- Leche desnatada con fibra soluble: su aporte neto de fibra no es significativo pero su sabor, mejor que el de otras leches desnatadas, promueve el consumo de leche desnatada en quienes precisan ingerirlas por necesidades específicas (problemas cardiovasculares, obesidad…)
- Leche desnatada enriquecida con omega 3: puede convertirse en fuente de estos ácidos grasos para quienes padecen alergia al pescado azul o no les gusta, y en quienes siguen dietas de prevención cardiovascular. Los ácidos grasos omega 3 podemos obtenerlos también, si bien en menor medida, de los aceites de semillas (girasol, maíz, soja…) y frutos secos.
PROBIÓTICOS
Son microorganismo vivos que, ingeridos en cantidades suficientes, pueden ejercer un efecto positivo en la salud superando los efectos nutricionales convencionales. Bajo el calificativo “probiótico” se engloban, además de los microorganismos del yogur, las últimas generaciones de leches fermetadas con bacterias. Los yogures “Bio” aseguran favorecer la regeneración de la flora intestinal por su aporte de bifidobacterias (bacterias que se encuentran de forma natural en el instestino humano) y las nuevas leches fermentadas con lactobacilos presumen de su capacidad de estimular las defensas naturales del organismo. Ciertos estudios clínicos parecen demostrar que todas estas bacterias lácticas ejercen acciones saludables, y similares, en nuestro organismo, pero algunos especialistas mantienen sus dudas al respecto.
PREBIÓTICOS
Son sustancias de los alimentos, que resisten la digestión en el intestino delgado y son susceptibles de ser fermentadas por la flora bacteriana del intestino grueso, ejerciendo un efecto favorable sobre la misma e, indirectamente, sobre nuestro organismo. Entre los prebióticos, hay diversos tipos de fibra: soluble, lignina y oligosacáridos no digeribles (como los fructooligosacáridos), que incorporan ciertas leches, yogures, flanes y margarinas enriquecidas. Estos compuestos son sustrato de las bacterias que colonizan el intestino grueso, originando ácido láctico y ácidos grasos de cadena corta, que estimulan el crecimiento de las bifidobacterias. Algunos estudios sugieren que la ingesta de oligosacáridos no digeribles aumenta la absorción de minerales, en particular del calcio, lo que abre una nueva vía en la prevención de la osteoporosis. Los FOS están en vegetales (puerro, cebolla, alcachofas, legumbres, espárrago, tomates y ajo), mientras que la lignina se encuentra en la parte leñosa de la lechuga y la acelga y en los cereales integrales; y la fibra soluble se halla en frutas y legumbres.
PRODUCTOS ENRIQUECIDOS CON OMEGA 3
Los omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados (ácido eicosapentanoico o EPA y ácido docosahexanoico o DHA) que se encuentran de modo natural en nuestra dieta. Desde 1996 encontramos huevos enriquecidos con DHA, ácido graso que mantiene el equilibrio de las grasas en la sangre, impide la agregación plaquetaria (por lo que ayuda en caso de riesgo cardiovascular) y aporta funcionalidad al sistema nervioso central. El DHA debería ser aportado naturalmente mediante el consumo de productos ricos en esta grasa (pescado azul), pero hoy se añade a galletas, margarinas, productos lácteos, patés de hígado de cerdo y salchichas de ave, además de a los huevos. Un exceso de DHA en el organismo puede causar problemas en la coagulación de la sangre.
PRODUCTOS ENRIQUECIDOS CON FITOESTEROLES
Los fitoesteroles son sustancias vegetales similares al colesterol humano. Al aportarlos en la dieta, se bloquea la absorción de LDL (colesterol malo) en el intestino. En estas propiedades se basa una margarina que actúa como un fármaco hipolipemiante, capaz de reducir el colesterol, con la ventaja de que su tolerancia es buena y no conlleva los trastornos de otros fármacos de acción similar. El consumo de 20 g/día de esta margarina, suficiente para 2 rebanadas de pan, obtiene reducciones de LDL del 10-14%. Sin embargo, el consumo de fitoesteroles puede asocirase a desequilibrios, como una reducción de los niveles de betacarotenos o provitamina A y la deficiente absorción de las vitaminas solubles en grasa, A y K. Pero una dieta equilibrada y variada compensa estas disminuciones, por lo que no supone ningún riesgo si bien conviene controlar la ingesta de fitoesteroles añadidos en niños y adolescentes, embarazadas y madres lactantes y personas con alteraciones en el aparato digestivo.
PRODUCTOS ENRIQUECIDOS CON ANTIOXIDANTES
La ingesta habitual de sustancias con actividad antioxidante se ha demostrado científicamente relacionada con la disminución de enfermedades cardiovasculares. Uno de los mecanismos de producción de arterioeslerosis es la oxidación de una de las proteínas que transportan colesterol por la sangre. Entre los antioxidantes destacan la vitamina E (frutos secos, germen de trigo), vitamina C (cítricos, kiwi, pimiento, tomate…), los carotenoides como el licopeno (tomate), los betacarotenos (zanahoria, calabaza, mango), el zinc (carnes, pescados, huevos) y el selenio (carnes, pescados, huevos y mariscos), los polifenoles (vegetales en general) y los compuestos azufrados (verduras de la familia de la col, cebollas, ajos). El envejecimiento y procesos degenerativos, como cataratas y ciertos tumores, se relacionan con reacciones de oxidación en el organismo, ante las que los antioxidantes ejercerían un papel protector. Son muchos los productos alimenticios (zumos de fruta, bebidas de leche y zumo…) con uno o varios antioxidantes (añadidos por la industria alimentaria) para frenar en lo posible estos procesos orgánicos oxidativos. Pero hemos de ser prudentes con la cantidad ingerida de antioxidantes, ya que aunque desarrollan un efecto beneficioso cuando se ingieren como parte de un alimento, se ha comprobado que, por ejemplo, el betacaroteno administrado en altas dosis y estado puro (fuera de los alimentos), se convierte en prooxidante, es decir, consigue el efecto contrario al deseado.