¿Cuántas
veces habemos escuchado hablar del temido “efecto rebote”? Seguro que
muchísimas. Pero, ¿realmente sabemos por qué se produce?
El
efecto rebote consiste en recuperar los kilos perdidos o incluso ganar más. Se
da cuando no adelgazamos de forma sana y correcta, por lo que las dietas muy
restrictivas o las llamadas “dietas milagro” son las que generalmente suelen
dar lugar a este tipo de efecto.
Cuando
sometemos a nuestro cuerpo a una dieta con poca comida, reduce el gasto
calórico para limitar el uso de reservas y poder sobrevivir. Pero además,
cuando dejamos la dieta y volvemos a comer como antes de la misma, el cuerpo
almacena más de lo que realmente necesita por si tiene que volver a enfrentarse
a otro periodo de escasez. Es como si buscase de forma desesperada todos
aquellos nutrientes que le faltaron durante el tiempo que duró la dieta.
Otro
punto a tener en cuenta es que cuando adelgazamos, buscamos perder masa grasa,
pero si no acompañamos la dieta con algún tipo de ejercicio, podemos perder
también masa muscular. Pero en el momento en que por el “efecto rebote”
recuperemos los kilos, sólo los recuperaremos en forma de masa grasa, por lo
que nuestro perfil corporal de componentes habrá cambiado, y a peor.
Esto
nos indica que si de repente empezamos una dieta muy baja en calorías, en el
momento en que volvamos a comer de forma normal (que no con excesos),
engordaremos (incluso hasta superar el peso que teníamos antes de iniciar la
dieta) debido a que nuestro cuerpo almacena recursos para poder sobrevivir.
Para
bajar de peso evitando el efecto rebote hay que buscar cambiar nuestros
hábitos, tanto alimenticios como de ejercicio, para conseguir eliminar esos
kilos de forma sana y definitiva. No podemos confiar nuestra salud a dietas
puntuales que nos hagan pasar hambre, sino que debemos llevar una dieta sana,
equilibrada y acorde con nuestro organismo. Y debemos también tener en cuenta
que tras la etapa de pérdida de peso existe una de mantenimiento (que no es
seguir a dieta, sino comer de forma sana, equilibrada y balanceada al menos 5
días a la semana), donde debemos continuar comiendo do forma correcta y
practicando algo de ejercicio para mantenernos en el lugar al que tanto nos ha
costado llegar.
Lo
importante es la reeducación alimentaria y el ejercicio.
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